Rumores sobre Las 15 Oraciones De Santa.brigida

las 15 oraciones de santa.brigida

Debemos al terminar la quinta oración rezar un Padre Nuestro, el Ave María y un Gloria. Debemos al terminar la cuarta oración rezar un Padre Nuestro, el Ave María y un Gloria. ¡Oh Cristo amado y bendito! Debemos al finalizar la tercera oración rezar un Padre Nuestro, el Ave María y un Gloria.

Todo lo has cumplido. ¡Te suplicamos, oh Rey de la Gloria! por la espada de mal que entonces atravesó el alma de tu Santísima y también Inmaculada Madre, que te compadezcas de en todas nuestras aflicciones y preocupaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada prueba, en especial en la hora de nuestra muerte. ¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad!

Las 15 Frases De Santa Brígida De Suecia

Sin embargo, olvidando todo Vuestro sufrimiento, no dejasteis de pedir por Nuestros enemigos, a Tu Padre Celestial, diciéndole «Padre, perdónalos pues no saben lo que hacen.» Acordaos de todos y cada uno de los miedos, las angustias y los dolores que habéis permitido, en Tu Sagrado Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres ocasiones, todo bañado de un sangriento sudor, fuisteis traicionado por Vuestro acólito, Judas; arrestado por los pobladores de una nación que habíais elegido y ensalzado. Fuisteis acusado por falsos presentes e inmerecidamente juzgado por tres jueces; todo lo que sucedió en la flor de Vuestra madurez, y en la solemne estación pascual. ¡Sois la eterna tiernicidad de todos y cada uno de los que os aman; la alegría que excede todo gozo y deseo; la salvación y promesa de todos los pecadores! Las 21 promesas de Santa Brígida, tradicionalmente socias con las frases de Santa Brígida no están cubiertas por una imprenta.

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Simultáneamente habéis contemplado tristemente la enorme multitud de réprobos que serían condenados por sus errores; y Les habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores. Oh Jesús, en memoria de este santurrón dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, les suplico concederme la felicidad de temeros y amaros. ¡Oh Jesús, Constructor del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo; todo es sostenido bajo Vuestra cariñosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe, clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y no viéndoos en un estado bastante lamentable para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, y, añadiendo mal sobre mal. Y con jalones y estirones violentos, en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos.

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Este sacerdote obtuvo la aprobación, el permiso y la recomendación que se requerían para dar a conocer estas oraciones. Los que leyesen esta oración van a ser premiados.

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Por esta angustia y dolor, les suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte; cuando mi mente estará formidablemente perturbada y mi alma sumergida en angustia. Concedednos la Gracia de recibir dignamente tu Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima, durante nuestra vida y también en el momento de la desaparición, para servir de remedio y consuelo a nuestras ánimas. Su fe se encuentra fortalecida y su temor a la desaparición desapareció, ahora tiene la seguridad que va a ser recibida en los brazos de nuestro amado Padre Redentor y Salvador Jesucristo.

Brígida era una dama primordial de las que cooperaban con los reyes de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba bastante dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso.

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